
Quiero compartir con vosotros una carta que escribe un menor a Dios, son peticiones muy profundas que nos ofrecen un panorama de nuestras familias actuales (para reflexionar):
"Señor, esta noche te pido algo especial: que me conviertas en televisor. Quiero ocupar su lugar,
para poder vivir lo que él vive en mi casa. Tener un lugar especial para mi y reunir a todos los
miembros de la familia a mi alrededor.
Ser el centro de atención al que todos quieren escuchar, sin ser interrumpido ni cuestionado.
Que me tengan en cuenta cuando hablo y crean todo lo que digo.
Sentir un cuidado esmerado e inmediato cuando algo en mí no vaya bien.
Tener la compañía de mi papá cuando llega a casa aunque venga cansado del trabajo.
Que mi mamá me busque cuando esté sola y aburrida en lugar de ignorarme.
Que mis hermanos se peleen para estar conmigo y divertirlos a todos aunque a veces no les diga nada.
Vivir la sensación de que lo dejen todo por pasar algunos momentos a mi lado.
Señor, no te pido mucho. Todo esto es lo que recibe un simple televisor, pero no yo".
No hay comentarios:
Publicar un comentario